Esquí alpino

Esta modalidad de esquí es la más practicada del mundo

Este deporte nació por la necesidad de desplazarse, comerciar o cazar en los países donde la nieve no se derretía muchos meses. Los primeros esquís conservados se remontan al año 2500 a.C.

El esquí alpino consiste en el descenso, con esquís, por pistas nevadas preparadas para ello. Para subir a ellas hay implantados telesquís, telesillas o teleféricos. Las pistas, señalizadas por dificultad, son preparadas diariamente con máquinas que apelmazan la nieve y modelan la superficie.

Hay una serie de elementos indispensables para practicar este deporte. Lo fundamental en la equipación son los esquís, que deben tener una longitud de 1,30 a 2,20m y una anchura de 7 a 12cm. Sus medidas dependerán de la altura y peso del esquiador. Son fabricados a partir de fibras ligeras, plásticos, metal o madera y su anchura es mayor sus los extremos que por el centro, facilitando así los giros. Las botas son rígidas y altas para impedir las lesiones en los tobillos. Están unidas a los esquís mediante fijaciones que se abren y las liberan cuando se produce cualquier tipo de movimiento que pueda dañar la pierna del deportista. Los bastones son fuertes y ligeros y tienen una longitud de 80 a 120 cm. También es muy importante contar con gafas, guantes y gorro para proteger nuestro cuerpo de posibles caídas, y lo más importante, de las bajas temperaturas.

Los deportes de invierno